martes, 26 de noviembre de 2013

Las prácticas reflexivas y la intervención educativa.



Como bien ya se ha mencionado, las practicas reflexivas de un docente promueven que los alumnos reflexionen sobre su actuar, y se promueve por tanto la construcción de saberes compartidos y de prácticas educativas más eficaces que se reflejan en el éxito de los procesos de aprendizaje.
Entonces ¿las prácticas reflexivas son la fórmula mágica para conseguir que mis alumnos aprendan?
Puede pasar que después de reflexionar el alumno tome una decisión y no implique un futuro dentro de la escuela o una meta que tenga que ver con lo que se imparte en clase. Y se puede tener al alumno apático que lo hace por cumplir porque no hay alternativa en su camino de metas.
Pero hablaríamos de una práctica reflexiva sin una visión prospectiva en proceso lineal, que lleva al cuestionarnos de todo y a la vez de nada y a no promover motivaciones que hagan del camino tormentoso un valle ligero con bellos campos.
Esto es a lo que llamamos proceso de intervención, que consiste en el proceso de diagnóstico, planeación, intervención como tal y evaluación.
Y en los procesos de enseñanza aprendizaje, específicamente en el contexto de un aula, el enseñante reflexivo debe estar en constante contacto con las inquietudes del grupo (diagnosticando) y actuar de acuerdo a lo que observa, tomando en cuenta tanto saberes, teorías y experiencias que permitan hacer de su practica un proceso reflexivo.
Si bien es cierto que es un proceso no tan sencillo de llevarse a cabo, si es un ideal a ser, y por tanto es el sentido que se le debe dar a los procesos de aula, puesto que la intervención implica un constante intercambio de experiencias que permiten la creación de conocimiento en los alumnos y saberes en los enseñantes.

En conclusión, la intervención educativa y las practicas reflexivas esta ligadas íntimamente porque la segunda provee de elementos que se analizan  para tomar decisiones y actuar de la manera más pertinente y coherente a determinado contexto educativo, y durante el proceso de intervención se completa el ciclo volviendo al análisis de situaciones de éxito o fracaso, que pueden estar implícitas en la evaluación y en las acciones que se toman con los resultados de las mismas evaluaciones.

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